Pagué cadena perpetua por querer deleitarme con la marca de su sonrisa. Pido disculpas si algún día probé la fragancia de alegría que desprendían sus ojos.
Me mantuve despierta en todos sus amaneceres contando los lunares que adornaban delicadamente su piel.
Y después de todo aquello pagué por enamorarme demasiado. Y no pude evitar decir la verdad y nada más que la verdad soltándole al juez mas que pantomimas que tenían cierta melodía con sabor a tu nombre.
Me creyeron loca por soltar palabras color azul celeste por mi boca. Le di énfasis a cada frase como si te tuviera cerca, inspirándome.
Y después de todo, pido disculpas por haber sido presa del amor.
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