Imagina que no existe línea capaz de separar al cielo del mar.
Que las casualidades no existen y forman parte del destino.
Que el infinito sea alcanzable, e incluso se quedase corto a tu altura.
Tal vez es parte de la rutina humana subestimar a las situaciones...
Puede que no exista la perfección, o la línea que separa el bien del mal.
Que las simples, pero a la vez complejas inseguridades de la vida sean pruebas
para buscar lo que realmente nos merecemos.
En realidad, las dichas existen porque hay penas, y así también de forma inversa.
La felicidad sin tristeza, no estaría enteramente valorada.
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