Y por el miedo a equivocarnos, conseguimos hacernos más daño del que queríamos. Conseguimos apartar miradas, ¿qué cara dura no?, yo por miedo a fallar y tú por el miedo a molestarme. Mientras, el amor nos hundía en un pozo sin fondo, dos almas parecidas que nunca estuvieron completamente juntas. ¿Por qué negarnos más? Te cambio un sí, por ése ya no puedo. Está todo dicho, ¿por qué vivir solos si nos necesitamos mutuamente? ¿para qué renunciar a todo esto, si sabemos que no podemos seguir así? Sigo intentando encontrar la otra mitad de mi corazón, formada por el tuyo. Tú sigues manteniendo la promesa de no dejarme escapar. Solo queda demostrar todo el amor, y recuperar el tiempo perdido. Y sabes amor, que nunca quise hacerte daño.
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