Puede ser que no lo diga, pero estoy sufriendo por esta situación. Los que resultaban ser mis amigos, ya no parecen serlo, o quizá nunca lo fueron verdaderamente...
Ahora, hasta el reloj se pone en mi contra. Las horas pasan lentas. Miro desde la ventana, esperando a ver si alguien se pone en mi lugar y ve por fin que me están haciendo daño, aunque no lo parezca.
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