Sueños que no duermen sin su almohada.
Son ya más de mil noches las que te he esperado. Mi guitarra, afónica por la amargura, trata de tocar aquella melodía que tú me mostraste. He ahogado mis penas en alcohol, acompañada de un folio en blanco, un lápiz y tu recuerdo. Mi reloj no marca la hora adecuada, mi perro duerme en tu portal ¿por qué será? que cuanto más tiempo pasa, más te echo de menos.
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