jueves, 19 de abril de 2012

Ya no veo sin su luz.

Y sé que había algo reluciente en su mirada. Una chispa de magia que recorría todos mis sentidos y hacía estremecerse a cada músculo de mi cuerpo. Había visto esa mirada antes, pero no con tal intensidad. Parecía que con un solo gesto, cambiaría el mundo. Puede que no cambiara el mundo en sí, pero sí cambió el mío. Se convirtió poco a poco y sin darme cuenta de ello, en el aire que respiro. A partir de entonces, nada volvió a ser como antes.


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