Cómo amo esas tardes en las que te da tiempo de hacer todo lo que quieras, sin preocuparte de quedar algo a medias. En las que no hay hueco para el aburrimiento. En las que la inspiración te coge trabajando y te acompaña.
Esas tardes en las que sientes que te has recuperado de una gran depresión sentimental contigo misma, y sabes que has vuelto a ser tú de nuevo.
Cuando dejas de agobiarte por lo que un día te dijeron. Que todo lo que hacías podía estar siempre mucho mejor, solo si tú querías. Y nunca sabías como era eso de "si tú quieres", porque siempre has pensado que estabas dando todo lo que podías de ti misma.
Y sí, me he dado cuenta. Podía dar mucho más de mí misma. E incluso ahora que he conseguido volver a hacerlo bien, siento que podría estar mejor. Así es mi sed. Mejorar es mi virtud.
Mi religión se basa en que hoy seré mucho mejor que ayer, pero menos que mañana.
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