Aquí no hay sufrimiento, las penas son menos amargas,
la gente se deja el corazón en la puerta antes de entrar
en casa, no viven de ilusiones, pues todas están rotas.
Para la gente de aquí, los sueños son eso, sueños.
Viven de la humildad de sus versos, de abrir ojos, de cegar
al Sol.
Aquí las mariposas se componen de varios colores, y se
sumergen en el aire sin importarles lo que pasará después.
Aquí los pájaros están despreocupados, no luchan por vivir
un día más, luchan por vivir el presente.
Aquí no llega un tren a ninguna estación, la gente va caminando
por las calles del olvido, de la soledad.
Aquí las lágrimas no tienen más significado que eso, lágrimas. Simples
gotas que sumergen sus ojos en melancolía, que aparecen con frecuencia.
Pues la vida no se mide por momentos vividos, sino en momentos disfrutados.
Aquí una mirada lo dice todo, no se necesitan palabras para expresar
emociones, de hecho, aquí todos callan.
Aquí no hay embargos ni engaños personales, aquí no se rompen corazones.
Porque la vida en estas calles no tiene mucho que contar, nadie vive
queriendo suicidarse ni matar, todos pasan por los rincones del perdón moral.
Aquí nadie se alimenta de tonterías ni de conveniencias.
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