Y ahora siento que mi corazón está perdido, buscando un rumbo fijo, buscando a alguien que lo encuentre y no lo suelte a la deriva de este barco lleno de dudas.
Todas las ideas que antes estaban claras, ahora, se hacen inciertas ante la forma en que te estoy perdiendo, poco a poco, y todo por culpa de mi cuerpo, tontamente paralizado por el rubor y el miedo a las situaciones directas.
Me duele pensar que se desvanece cada imagen por segundo, pero ahora mismo no tengo fuerzas ni para salvar a un soldado de juguete de una guerra en mi habitación.
Algo tan simple como arreglar la situación me está complicando la existencia, incluso diría que a veces creo que mi razón muere en algún punto de mi escrupuloso sentido.
Cada mirada alzada se convierte en un infierno al pensar que, aunque dos cuerpos estén cerca, los sentimientos se hacen más lejanos cada vez.
Las dudas se multiplican por dos en este juego sin sentido, en el que, yo soy un simple peón, al cual persiguen las demás fichas de este ajedrez. Buscan acabar conmigo, persiguen mi desgracia.
Mi cuerpo se congela al darme cuenta, de que piensas que para nada mis sentimientos son sinceros, o que cada gesto que fluye de forma algo complicada solo es por compromiso.
¿Qué te pasa? ¿Es que no lo puedes ver? ¿Es que no notas que en fondo me muero por abrazarte?
Lo sé, soy complicada. Soy peor que un problema de matemáticas. Al menos pienso que esta asignatura está mejor entendida que mi forma de ser. La personalidad es algo que no entiende de letras ni números, es completamente analfabeta con respecto a la realidad. Ésta solo se guía por sentimientos, acciones, comportamientos,…
Pero no se mide por las veces que hemos tirado nuestros sentimientos por la ventana, o por las veces que hemos abandonado nuestras decisiones, sino por cómo es cada persona, y por la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario