El mundo entero se congeló en su interior. Ya no había nada más que perder...
Ya no sentía igual, ya no valoraba de la misma forma, e incluso ya no amaba igual.
Vivía en una encrucijada entre su mundo y el de allá afuera.
¿Cuánto vale dañar a una persona?-Esa pregunta parecía darle vueltas en la cabeza.
Ya no sonreía, pues no tenía ganas de hacerlo. Ni bailaba cada noche bajo la luz de la suave luna.
Solo quería encontrar su camino, encontrar algo que realmente le importara de verdad. Pero iría a buscarlo lejos, muy lejos de allí. Donde nadie la conociera, donde nadie la cuestionara a cada movimiento que hacía, donde nadie podría decirle qué tenía que hacer.
Buscaba un poco de espacio, un poco de libertad, y que nadie pudiera seguirla.
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