sábado, 1 de septiembre de 2012

Cuestión de arriesgar.

Ha vuelto la luz que iluminaba mi camino, el aire que me daba vida, mi nuevo amanecer...
Espero ansiosa tener noticias suyas, tan solo con ver o escuchar su nombre soy feliz.
Y espero que esta felicidad pueda convertirse en plena cuando le demuestre todo lo que siento por él.
Existe ahora un juego de probabilidad en el que tengo que apostar. En este juego existen, a su vez, una pregunta que da de sí a dos respuestas: sí o no.
No existe un "tal vez" ni un "puede ser", solo es cuestión de afirmar o negar; de hacerme la persona más feliz del mundo o hacer que el mundo se me caiga encima.

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